De vuelta al fin...

... justo el día que cumplo 30 tacos.

Uno envejece... pero los amigos, los hermanos, los padres... también lo hacen.

Yo tenía una perra que recogió mi hermano el mayor de la calle.

Yo tenía un patio con macetas.

Mi hermano el mayor tenía muuuuuuchos soldaditos.

No tuve patinete, pero si un caballito de juguete y una bicicleta después.

No creo que nadie aprenda nunca a volar del todo.

Tenía una casa sombría... me gusta cuando mi hermano el mediano le dice hoy en día a mis padres por poner el aire acondicionado que si estamos en el polo / trópico (según estación, claro)... me recuerda cuando en Melilla tenían las ventanas de la casa entornadas y les decía que si se creían que estábamos en Transilvania.

Estudié con curas, pero siempre tuve muy claro que de eso nada.

Tuvimos muchos pájaros, mi madre era más de canarios, yo de jilgueros.

Mi hermano el mediano tenía un organillo. Y una radio de doble pletina fue uno de los regalos que más he amortizado en mi vida.

En julio yo me iba a un pueblo de Huelva, a la playa, con mis primos.

Me dio la comunión un cura que llegó tarde porque iba borracho y tuvieron que ir a buscarlo.

Recuerdo cuando mi madre me dijo que me esforzase más guardando el porno, que así me lo encontraban cada dos por tres.

Tuve algo parecido a un novio moreno.

Siempre tuve a mi hermano mayor de referente, pero aprendí más del mediano.

Mi madre envejeció poco a poco.

Mi padre se hizo viejo de un día para otro.

Y aún recuerdo cuando se fue mi hermano el mayor de casa y la primera vez que volvió... que fue a buscarme al colegio y me pilló jugando al baloncesto (ya ves, las veces que habré jugado al baloncesto yo en mi vida).