Los señores Toxo y Méndez han conseguido dilapidar el poco crédito que les quedaba a los sindicatos, crédito cimentado en una intensa y eficiente labor en los años ochenta y que ha ido perdiéndose por la progresiva burocratización y clientelismo que los ha invadido.
Los señores Toxo y Méndez han convocado una huelga contra un gobierno que han sostenido mientras tomaba medidas económicas que más que duplicaban el paro y que eran, no ineficientes, si no nocivas para la economía de España. Primer motivo por el que no creí en esta huelga.
Los señores Toxo y Méndez han convocado una huelga contra una reforma meses después de su publicación, por miedo a hacerla en verano, con mundiales de fútbol y baloncesto y poco menos que por la presión que empezaban a sentir por parte de la sociedad, en la que se había asentado la idea de que los sindicatos no mivían un dedo (cosa que es cierta, no hablamos de sindicalistas puntuales, que hay gente de todo tipo, hablamos de las estructuras). Segundo motivo por el que no creí en la huelga.
Los señores Toxo y Méndez han convocado una huelga como el que quedaba para hacer un botellón en los años pasados, tal día, sobre esta hora y por tal sitio. La han convocado con un miedo terrible a contrariar a un gobierno en el que han tenido mano hasta no hace mucho, cuando Méndez se vanagloriaba de ser prácticamente el "tercer vicepresidente del gobierno". Los señores Toxo y Méndez sólo han empezado amovilizar a sus bases cuando veían venir que la huelga podía ser un fracaso de dimensiones bíblicas y les empezaron a temblar las piernas. Tercer motivo por el que no apoyé la huelga.
Los señores Toxo y Méndez han convocado una huelga contra un decreto del gobierno y nada más, no sería un secreto a voces de que este gobierno lleva ya muchos minutos de prórroga, símil adecuado si consideramos el término inglés para la prórroga, injury time "tiempo lesivo". Es por eso sorprendente que por primera vez en la historia de España (seguramente en la de cualquier democracia) se haga una huelga general, pero no contra el gobierno del país, sino contra un abstracto ellos... ¿los capitalistas?, ¿los pitufos?, ¿el Real Madrid?... Cuarto motivo por el que no apoyé la huelga.
Y finalmente, el más importante, nos guste o no nos guste, esta reforma, estos recortes y estos presupuestos ya no quedaba más cojones que hacerlos (de hecho vinieron en gran medida dictados desde fuera, entre otros por el anteriormente querido Obama) debido al desbarajuste presupuestario que se había hecho en las cuentas públicas. Por tanto, yo no estaba en contra de las reformas, me parecen tristes en sí y un triste castigo por la ineptitud de nuestros líderes, por la incapacidad de nuestros gobernantes.
Al final, las consecuencias de esta huelga son terribles. Si no teníamos bastante con un Senado que no pinta nada, un Congreso que no se lo toman en serio ni los propios diputados, un gobierno que parece sacado de una página de 13 Rué del Percebe, que iría a la quiebra en el Monopoly en tres jugadas, un Tribunal Constitucional en el que la Justicia no tiene ya ni espada, ni balanza ni venda, una oposición de la que lo mejor que se puede pensar es que tienen un conejo en la chistera, por que como todo lo que tengan que proponer sea lo que vemos, estamos apañados, ahora además, tenemos unos sindicatos, que si bien no tenían ya apenas crédito, han perdido incluso el respeto de la sociedad, que se los toma a coña.
Dicho todo esto, voy a comentar (si no se ha aburrido la gente ya) como fue mi jornada de huelga.
Me levanté antes de mi hora normal, a las 5:00h en vez de las 6:45h) para ir a currar a la fábrica... pensando en evitar atascos por piquetes informativos intenté entrar con el autobús del turno (por lo que pasase me dejé mi coche en el garaje). Cuando llegamos, había un piquete de una de las otras empresas grandes que hay en Cartagena que decía que no iban a pasar ni los servicios mínimos... estuvimos así retenidos una hora hasta que llegaron los antidisturbios y empezaron a formar, después de varias amenazas, cuando ya les dieron el ultimatum de que o se quitaban o cargaban, se retiraron y dejaron pasar a los vehículos.
Lo más sorprendente es que estando en el autobús, escuchabas a la gente que iba dentro a trabajar como se iba calentando y empezaba diciendo gente cosas como "como no se quiten pronto nos bajamos, entre los tres autobuses somos más de tres veces ellos (ellos eran unos treinta) y si nos liamos a hostias los quitamos de en medio y pasamos" y terminaban con las cámaras de foto y de vídeo preparadas y y diciendo cosas como "a ver si les zurran ya de una vez los antidisturbios y podemos pasar de una vez"... quiero aclarar que quien decía estas cosas no eran ni directivos, ni ejecutivos, ni los perversos (parece ahora ) autónomos... eran operarios, obreros de la fábrica.
A media mañana, te podías dar cuenta de que no sólamente habían venido todos los servicios mínimos, sino prácticamente todos los operadores que no eran servicios mínimos, casi todos los empleados de mantenimiento, todo el personal que trabaja en oficinas, todos los técnicos y varias contratas (las que habían llegado pronto y habían podido pasar). Seguimiento, mientras el piquete amenazaba a la gente y no dejaba pasar 100 %. En cuanto se fue... voy a decir un 2 % de la empresa por ser bueno (En los contratistas sería un 60 % o así).
A la salida sin problemas ya, llegué a Cartagena, me compré el pan en la panadería, en una tienda que me pillaba de camino unas patatas para la comida y ya está. Como me dijo la panadera, "yo he estado con la panadería baierta toda la mañana porque no ha pasado piquetes, por no-sé-donde han hecho cerrar, pero tal como se iban, vovían a abrir"... lo dicho, es lo que tienen las elites de este país, que lo hacen todo a espaldas de la gente.
Los señores Toxo y Méndez han convocado una huelga contra un gobierno que han sostenido mientras tomaba medidas económicas que más que duplicaban el paro y que eran, no ineficientes, si no nocivas para la economía de España. Primer motivo por el que no creí en esta huelga.
Los señores Toxo y Méndez han convocado una huelga contra una reforma meses después de su publicación, por miedo a hacerla en verano, con mundiales de fútbol y baloncesto y poco menos que por la presión que empezaban a sentir por parte de la sociedad, en la que se había asentado la idea de que los sindicatos no mivían un dedo (cosa que es cierta, no hablamos de sindicalistas puntuales, que hay gente de todo tipo, hablamos de las estructuras). Segundo motivo por el que no creí en la huelga.
Los señores Toxo y Méndez han convocado una huelga como el que quedaba para hacer un botellón en los años pasados, tal día, sobre esta hora y por tal sitio. La han convocado con un miedo terrible a contrariar a un gobierno en el que han tenido mano hasta no hace mucho, cuando Méndez se vanagloriaba de ser prácticamente el "tercer vicepresidente del gobierno". Los señores Toxo y Méndez sólo han empezado amovilizar a sus bases cuando veían venir que la huelga podía ser un fracaso de dimensiones bíblicas y les empezaron a temblar las piernas. Tercer motivo por el que no apoyé la huelga.

Y finalmente, el más importante, nos guste o no nos guste, esta reforma, estos recortes y estos presupuestos ya no quedaba más cojones que hacerlos (de hecho vinieron en gran medida dictados desde fuera, entre otros por el anteriormente querido Obama) debido al desbarajuste presupuestario que se había hecho en las cuentas públicas. Por tanto, yo no estaba en contra de las reformas, me parecen tristes en sí y un triste castigo por la ineptitud de nuestros líderes, por la incapacidad de nuestros gobernantes.
Al final, las consecuencias de esta huelga son terribles. Si no teníamos bastante con un Senado que no pinta nada, un Congreso que no se lo toman en serio ni los propios diputados, un gobierno que parece sacado de una página de 13 Rué del Percebe, que iría a la quiebra en el Monopoly en tres jugadas, un Tribunal Constitucional en el que la Justicia no tiene ya ni espada, ni balanza ni venda, una oposición de la que lo mejor que se puede pensar es que tienen un conejo en la chistera, por que como todo lo que tengan que proponer sea lo que vemos, estamos apañados, ahora además, tenemos unos sindicatos, que si bien no tenían ya apenas crédito, han perdido incluso el respeto de la sociedad, que se los toma a coña.
Dicho todo esto, voy a comentar (si no se ha aburrido la gente ya) como fue mi jornada de huelga.
Me levanté antes de mi hora normal, a las 5:00h en vez de las 6:45h) para ir a currar a la fábrica... pensando en evitar atascos por piquetes informativos intenté entrar con el autobús del turno (por lo que pasase me dejé mi coche en el garaje). Cuando llegamos, había un piquete de una de las otras empresas grandes que hay en Cartagena que decía que no iban a pasar ni los servicios mínimos... estuvimos así retenidos una hora hasta que llegaron los antidisturbios y empezaron a formar, después de varias amenazas, cuando ya les dieron el ultimatum de que o se quitaban o cargaban, se retiraron y dejaron pasar a los vehículos.
Lo más sorprendente es que estando en el autobús, escuchabas a la gente que iba dentro a trabajar como se iba calentando y empezaba diciendo gente cosas como "como no se quiten pronto nos bajamos, entre los tres autobuses somos más de tres veces ellos (ellos eran unos treinta) y si nos liamos a hostias los quitamos de en medio y pasamos" y terminaban con las cámaras de foto y de vídeo preparadas y y diciendo cosas como "a ver si les zurran ya de una vez los antidisturbios y podemos pasar de una vez"... quiero aclarar que quien decía estas cosas no eran ni directivos, ni ejecutivos, ni los perversos (parece ahora ) autónomos... eran operarios, obreros de la fábrica.

A la salida sin problemas ya, llegué a Cartagena, me compré el pan en la panadería, en una tienda que me pillaba de camino unas patatas para la comida y ya está. Como me dijo la panadera, "yo he estado con la panadería baierta toda la mañana porque no ha pasado piquetes, por no-sé-donde han hecho cerrar, pero tal como se iban, vovían a abrir"... lo dicho, es lo que tienen las elites de este país, que lo hacen todo a espaldas de la gente.