Paciencia

Llevaba un par de semanas intentando recordar de qué película era una frase que me estaba rondando por la cabeza:

"...the germans are a patiente people, and good things come to those who wait."

"... los alemanes son un pueblo paciente, y a aquellos que esperan les suceden cosas buenas."

Sabía que era de una película, pero no lograba recordar cual... al final, poniendo una canción de la banda sonora de la Película "Hedwig and the Angry Inch" surgió, de repente, la frase.



Tiene su gracia, durante estas semanas la buscaba para reflejar algo positivo (la conversión en SuperD del anteriormente conocido como mi relación tormentosa) y siguiendo la propia enseñanza de la frase, pues me decía... pues ya la recordaré.

Y la recordé, la recordé ayer cuando me puse la canción "Wig in a Box". La puse porque es una canción de superación y era lo que necesitaba después de recibir la valoración anual de mi jefe, que básicamente reflejaba que, en su opinión, no hago bien mi trabajo... aunque claro, los argumentos que daba estaban peor elaborados que los planes de dominación del mundo de un malo de pely cutre... además, después de hablar ayer con él, estoy cada vez más convencido de que eso que dicen algunos del departamento de que es un psicópata en potencia va a resultar ser cierto.

Puede parecer una gilipollez enfadarme por esto, pero lo cierto es que ayer terminé llorando en los vestuarios de la fábrica (aunque bueno, en eso intervino también, que las habilidades sociales tampoco son su fuerte, aunque él se cree que sí). De siempre he dicho la coña de que parece que me he educado en una sociedad protestante en vez de católica, por lo que se dice siempre de la distinta concepción que existen en los países protestantes respecto al trabajo. Mis padres desde antes de bachillerato dejaron ya de decirme nada si llevaba una mala nota o me salía algo mal porque sabían que yo estaba ya muy jodido de por sí y porque sabían que no era necesario regañarme o castigarme, que ya me autocastigaría yo.

Por eso, me hizo especial daño ayer que me diga que hago mal mi trabajo, porque lo cierto es que mi trabajo me gusta mucho y lo considero una parte vertebral de mi vida.

Un consuelo es al menos ver la cara de algunos colegas de la fábrica cuando les dije la valoración que me había puesto (y después de insistirles en que era cierto, que no se lo creían). Pero bueno, la valoración esa ya se queda ad aeternum y es lo que hay... paciencia.